A fines de mayo se conoció la historia de Rimas Meleshyus, un ciudadano ruso de 72 años que permanece «atrapado» en el aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo, en la ciudad de Puntas Arenas, en la región de Magallanes.
Una odisea en el mar
El hombre llegó a Chile luego de que su velero naufragara cerca de las costas de las islas de Hawái, país donde ha vivido gran parte de su vida. Allí fue auxiliado por el crucero francés «Le Commandant-Charcot», el que viajaba rumbo a Chile.
Problemas en la Patagonia
Después de recorrer diversas ciudades del país, Rimas regresó a la Patagonia, donde perdió sus documentos de identidad y no ha podido regularizar su situación migratoria ni obtener los papeles para salir de Chile. Esto lo mantiene alojado en el aeropuerto de Punta Arenas, donde lleva 17 días esperando regularizar su situación.
Esperando una respuesta
Según las recomendaciones de la policía, Rimas debe permanecer en el aeropuerto, ya que no tiene documentos ni un número de celular para ser contactado. Deberá esperar aproximadamente tres semanas para conocer la respuesta del análisis de sus huellas dactilares.
«No he tenido respuesta por mis huellas dactilares, son importantes, ya que indicarán que no tengo antecedentes. Quizás sean otras dos o tres semanas, no las espero pronto. Tengo que esperar aquí nada más. Pero tengo una mentalidad muy positiva, todo saldrá bien» – Rimas Meleshyus
Apoyo de la comunidad
Durante su estadía en el aeropuerto, Rimas ha recibido apoyo por parte de los magallánicos, quienes le han entregado comida, almohadas y sacos de dormir, e incluso lo han invitado a sus casas para que pueda ducharse y comer.
«Unas noches atrás una señorita me trajo una almohada y un saco de dormir. Otra noche me trajeron dos grandes botellas de agua» – Rimas Meleshyus
Una amistad especial
Una de las personas que ha brindado apoyo es Yesennia Fuentes y su familia, quienes ofrecieron albergue y comida a Rimas. La amistad entre ellos ha alegrado los días de ambos, a pesar de las barreras del idioma.
«Le preguntamos si nos aceptaba un plato de comida y una ducha en nuestra casa y accedió. Después nos pidió quedarse a dormir y no pudimos decir que no, así es que se quedó y durmió muy bien. Desayunamos y lo llevamos de regreso» – Yesennia Fuentes
El mar como refugio
Mientras espera el análisis de sus huellas dactilares, Rimas se entretiene leyendo y viendo videos relacionados con la navegación. Aunque perdió sus documentos y muchos libros valiosos en el naufragio, mantiene una mentalidad positiva y no teme al mar.
«Mis otros viajes estuve largos periodos en el mar. Tres meses, seis meses alejado de cualquier costa o isla. Muchos marineros se han perdido en el mar, lo he leído y visto. Yo sobreviví muchas veces, sé cómo sobrevivir en el océano. Para mí el océano no es peligroso, me da más miedo caminar por las calles de Santiago que navegando por el mar» – Rimas Meleshyus