El ex candidato presidencial José Antonio Kast ha experimentado un notable descenso en su popularidad, según revela una encuesta reciente de Cadem. Aunque en algún momento ocupó el segundo lugar en las preferencias, ahora se encuentra más cerca de Michelle Bachelet que de Evelyn Matthei.
El declive de Kast y su impacto en la derecha tradicional
Desde mayo hasta julio del año pasado, Kast alcanzó un promedio de 23.4% en las encuestas, momento en el cual el Partido Republicano gozaba de los resultados electorales de la elección de Consejeros Constitucionales, obteniendo el 35% de los votos. En ese entonces, Kast era ampliamente reconocido y su liderazgo imparable, mientras que Matthei se mantenía en torno al 10% y los candidatos de la centroizquierda apenas sumaban un 7%.
La agenda política giraba en torno a Kast y el éxito en las elecciones de Consejeros solo era comparable a la victoria de Eduardo Frei Montalva en 1965, meses después de las legislativas en las que la Democracia Cristiana arremetió.
El fin de la moda y otros factores que explican el declive de Kast
Sin embargo, la situación ha cambiado notablemente. Se podría decir que «la moda» ha terminado y Kast ha dejado de ser el líder incuestionable de la derecha. Además, han surgido nuevos liderazgos más intensos a su derecha, lo que ha provocado una pérdida de consenso en torno a su figura dentro de su propio sector.
Otro factor que influye en el descenso de Kast es su falta de equipos de trabajo y de espíritu de coalición. Esto genera desconfianza en los votantes, ya que un futuro gobierno requiere capacidades de gestión y disposición para alcanzar consensos. Por otro lado, Kast no ha demostrado colaboración en resolver conflictos con Chile Vamos para armar las plantillas de candidatos, lo que puede afectar su candidatura.
El futuro incierto de Kast
En este contexto político, es poco probable que el partido Republicano alcance las mayorías necesarias para controlar el Congreso por sí solo. Esto plantea dudas sobre la capacidad de Kast para formar un buen gobierno y entregar certidumbre.
Por último, Kast debe considerar la importancia de la colaboración y los objetivos electorales comunes con la derecha tradicional. De lo contrario, su candidatura no tendrá futuro y se asociará más a un perfil destructor que a un liderazgo capaz de crear y generar gobierno.