En plena campaña presidencial, Gabriel Boric, candidato de Apruebo Dignidad, se presentó como el refundador de Chile, confiando en el proceso constituyente y en la posibilidad de cambiar el modelo de desarrollo del país. Sin embargo, a pesar de haber claudicado en su objetivo de enterrar el neoliberalismo, el Presidente se propuso dos reformas claves: el pacto fiscal y una reforma previsional para mejorar las pensiones.
El desafío de la aprobación
A pesar de la crisis de seguridad pública y las dificultades para llevar adelante sus reformas, el Presidente ha mantenido niveles de aprobación cercanos al 30%, lo cual es considerado valioso si se considera el apoyo principalmente de los jóvenes y los segmentos más acomodados de la sociedad. Sin embargo, se busca elevar esta aprobación de cara a las elecciones de medio término, que suelen influir en los resultados de las elecciones presidenciales del año siguiente.
El rol internacional
La crisis política en Venezuela ha dado un nuevo protagonismo al Presidente Boric. La diplomacia chilena ha mantenido una postura cautelosa, sin reconocer oficialmente a Maduro como presidente electo y exigiendo transparencia en los comicios. Sin embargo, el Partido Comunista se ha posicionado en contra de esta postura, generando conflictos dentro del gobierno.
La posible decisión de reconocer a Edmundo González
Si Boric decidiera reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, se eliminarían todas las dudas sobre sus convicciones democráticas y su defensa de los derechos humanos. Además, la salida del PC del gobierno podría facilitar las relaciones con la oposición en el Congreso, aumentando las posibilidades de sacar adelante la legislación fiscal y previsional. Esta decisión podría tener un impacto significativo en los niveles de aprobación presidencial, superando el histórico 30%.
Chile: ocaso del comunismo
De acuerdo a este análisis, Chile ya no será la tumba del neoliberalismo, pero sí podría representar el ocaso del comunismo. La decisión de reconocer a González como presidente electo podría romper el techo histórico de aprobación y marcar un hito en la defensa de la democracia independiente del color político del dictador. La decisión final está en manos del Presidente Boric.
