Según la Agencia Internacional de Energía, China ha experimentado una significativa ralentización en el consumo de petróleo en 2024, paralelo a una desaceleración económica general. Este fenómeno contrasta con el patrón histórico de aumento de demanda petrolera asociado con el crecimiento del PIB.
Factores Detrás del Cambio
Varios factores contribuyen a esta tendencia, incluyendo una fuerte caída en la construcción y menores inversiones en infraestructuras básicas. Sin embargo, el aumento en ventas de vehículos eléctricos y trenes de alta velocidad están marcando un hito significativo en la reducción del consumo de combustibles fósiles.
“La venta de coches eléctricos y el uso extendido del tren de alta velocidad son claves en esta transición energética”, señala un reporte de la IEA.
Agencia Internacional de la Energía
El Futuro del Petróleo en China
Para 2025, se espera que el consumo de petróleo en China crezca marginalmente, impulsado principalmente por la industria petroquímica. Sin embargo, este crecimiento será mucho menor al observado en décadas anteriores debido al cambio en las preferencias de transporte y energía.
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Impacto de los Vehículos de Nueva Energía
- En octubre de 2024, se vendieron 1,43 millones de coches electrificados en China.
- Las ventas representaron un aumento del 49,6% en comparación con octubre del año anterior.
- Más de la mitad de los coches vendidos en 2024 en China fueron eléctricos o híbridos enchufables.
Este incremento en las ventas de coches de nueva energía está teniendo un efecto directo en la demanda de petróleo, no solo en China, sino a nivel mundial.
La Expansión del Tren de Alta Velocidad
China ha priorizado la expansión de su red de trenes de alta velocidad, no solo como una muestra de avance tecnológico sino también como estrategia para reducir la dependencia del petróleo. La red ha crecido hasta transportar 872 millones de viajeros en el verano de 2024, con planes de expansión contínua.
El cambio significativo en las preferencias de transporte y energía de China no solo refleja una adaptación a nuevas realidades económicas y ambientales, sino que también podría marcar el comienzo de una tendencia mundial hacia el consumo de energías más limpias y sostenibles.
