Los devastadores incendios en Los Ángeles dejan un saldo de 11 muertos y barrios enteros en ruinas.
Respuesta de las autoridades ante la crisis
Los incendios forestales que han consumido gran parte de Los Ángeles generan críticas hacia la respuesta de las autoridades locales y nacionales. Las llamas, que empezaron hace cuatro días, comenzaron a menguar el viernes gracias a la disminución del viento.
El presidente Joe Biden describió la situación como «un escenario de guerra», mientras que el Papa Francisco expresó su pesar por las pérdidas humanas y materiales, ofreciendo su «cercanía espiritual» a las víctimas. Además, la administración de la ciudad impuso un toque de queda en las áreas más afectadas como medida de seguridad ante los incrementos de saqueos.
Impacto devastador y pérdidas materiales
Más de 14,000 hectáreas han sido afectadas por el incendio, resultando en la destrucción de más de 10,000 edificios en Los Ángeles. Vecindarios completos han sido reducidos a cenizas bajo la furia de las llamas.
Cuestionamientos a la gestión del desastre
La falta de agua y la baja presión en los hidrantes durante las etapas iniciales del incendio han sido puntos críticos en la contención del fuego. Esto ha llevado a Gavin Newsom, gobernador de California, a ordenar una revisión independiente de los servicios de distribución de agua de la ciudad.
Residentes afectados han expresado su descontento con la gestión del desastre. Nicole Perri, cuya casa fue consumida por el fuego, y James Brown, un residente de Altadena, señalan la falta de preparación y la insuficiente respuesta de las autoridades como causa de la magnitud del desastre.
Medidas inmediatas y críticas futuras
Mientras la ciudad comienza a recuperarse, el papel de las autoridades sigue siendo analizado. La implementación del toque de queda y la revisión del sistema de agua son pasos iniciales hacia la reconstrucción y prevención de futuros incidentes.