A un año de haberme pinchado un glucómetro sin ser diabético, ahora me enfrento a una nueva prueba: probar el Hypershell X, un exoesqueleto que promete aumentar la fuerza de las piernas. Aunque no soy el público objetivo de este dispositivo, decidí darle una oportunidad y compartir mi experiencia.
El Hypershell X consiste básicamente en un cinturón con acoples robóticos que se abrocha a la cintura y se sujeta a los muslos con brazos mecánicos. Al ponerme el exoesqueleto, sentí una energía sutil que me empujaba hacia adelante en cada paso. Caminar con él no era incómodo, pero tampoco natural. Después de ajustar las correas, pude notar la diferencia.
Comencé caminando en modo Eco, con asistencia mínima. Era como caminar con una pequeña corriente a favor, que empujaba suavemente. Luego, activé el modo más agresivo para sentir la verdadera diferencia. En suelos planos, el exoesqueleto recordaba constantemente su presencia, pero no aportaba una gran ventaja para alguien en buena forma física. Sin embargo, al enfrentar una cuesta pronunciada, el Hypershell X demostró su verdadero propósito.
Mientras subía la pendiente, sentí cómo el exoesqueleto facilitaba cada paso, como si alguien me estuviera empujando los músculos hacia arriba. El esfuerzo de levantar mi peso se reducía considerablemente y pude controlar mejor mi respiración. Fue en ese momento cuando comprendí que este dispositivo era realmente útil para personas con limitaciones físicas o con dificultades para caminar debido a su falta de acondicionamiento físico o sobrepeso.
Sin embargo, no recomendaría el Hypershell X para correr, ya que no aporta una mejora significativa en la velocidad o el cansancio. Además, resulta incómodo y ortopédico tenerlo puesto durante todo el tiempo. Durante mis pruebas, también descubrí que el exoesqueleto era poco útil al bajar escaleras, ya que debía controlar más mi movimiento debido al peso adicional. En terrenos planos y estáticos, tampoco se notaba mucha diferencia.
Además de mi experiencia personal, consulté a un amigo runner que sufre de dolor en la cintilla iliotibial. Al usar el Hypershell X, notó que el dolor tardaba en aparecer y, cuando lo hacía, era mucho más tolerable. El exoesqueleto aliviaba la presión en la zona lesionada y le permitía caminar sin molestias.
En conclusión, el Hypershell X es un dispositivo interesante como gadget, pero no justifica su peso, su apariencia voluminosa y su precio para alguien que no lo necesita. Sin embargo, para personas con limitaciones físicas o dolencias crónicas, puede marcar la diferencia entre quedarse en casa o atreverse a salir, entre abandonar una actividad al aire libre o continuar disfrutándola de manera autónoma.
Este exoesqueleto tiene potencial y limitaciones. Aunque es difícil predecir su futuro, es posible que los exoesqueletos ligeros evolucionen hasta convertirse en una asistencia invisible y normalizada en la movilidad humana. Una versión futura con mayor autonomía, menos peso y algoritmos más personalizados podría ampliar aún más su público objetivo.
Es importante destacar que el Hypershell X no es un dispositivo médico certificado y no reemplaza tratamientos médicos ni terapias físicas supervisadas. Quienes consideren usarlo con fines terapéuticos deben consultar previamente con profesionales sanitarios para asegurarse de que su uso sea seguro y beneficioso en su caso particular.