Raúl Peralta y Lisandra Silva finalizan su relación tras cinco años y dos hijos, pero mantienen una sorprendente amistad.
Fin de un capítulo: La ruptura entre Lisandra Silva y Raúl Peralta
Después de cinco años de relación sentimental y de compartir la crianza de sus dos hijos, Noah y Leiah, Lisandra Silva y Raúl Peralta decidieron poner fin a su relación de pareja. A pesar de los planes de matrimonio que tenían en el pasado, nunca llegaron a concretar una ceremonia oficial.
Una relación post-ruptura ejemplar
Aunque su romance ha terminado, ambos han demostrado mantener una relación cordial y respetuosa, especialmente importante por el bienestar de sus hijos. Recientemente, un video de Lisandra Silva bailando en una academia propiedad de Raúl se hizo viral, lo que llevó a especulaciones sobre una posible reconciliación.
En una entrevista con el periódico Las Últimas Noticias, Lisandra confirmó que su relación ha evolucionado hacia un nuevo vínculo, aclarando que no hay planes de reconciliación romántica. «Él tiene polola, nos llevamos muy bien», afirmó Silva, destacando que tendrán que ser una familia por el resto de sus vidas por el bien de sus hijos.
Compromiso parental y proyectos personales
La buena dinámica entre Lisandra y Raúl se extiende más allá de lo personal. Ambos están involucrados activamente en las etapas importantes de la vida de sus hijos, como el ingreso de Noah a la escuela. «Nos entendemos muy bien. No porque nuestra relación amorosa haya terminado, la de los padres tiene que ir mal», explicó Lisandra.
Por otro lado, Lisandra también reveló cómo se encuentra en su vida personal, afirmando sentirse feliz y completa estando sola. «No tengo pareja, pero sí hijos, familia y amigos. Es súper bonita también la soledad. Estoy mejor que nunca», compartió con entusiasmo sobre su actual estado emocional y social.
Este modelo de relación post-ruptura que Lisandra y Raúl están demostrando podría servir de inspiración para muchas parejas que enfrentan situaciones similares, subrayando la importancia de mantener una relación saludable por el bienestar de los hijos, incluso cuando el amor romántico llega a su fin.